Instituto de Cultura y Turismo San Gil

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El nacimiento de un ícono

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Escrito por: Jairo Castro Neira

Desde la ventana de la habitación se ve, como puesta allí para contemplarla, la iglesia catedral de Santa Cruz de San Gil con sus torres, sus campanarios y sus inmensos tejados de barro que completan el espectáculo visual de la arquitectura colonial de la población. Cuentan los vecinos que fue construida en el siglo XVIII con piedra traída de Francia y que tiene un estilo barroco que la convierte en el punto de referencia de la ciudad. El paisaje lo completan las ceibas centenarias del Parque de la Libertad, los balcones de las inmensas casas coloniales, los cerros que la circundan y en el horizonte la majestuosa cordillera oriental.

Parece que se oye a lo lejos el rumor del Río Fonce, y a Francisco Durán Naranjo tocando los acordes de Se puso a tomar José, y, con algo de ansiedad y algo de temor, uno espera que aparezcan los nobles y escuderos de Jorge Villamil en sus calles empedradas.

Todo tiene un color distinto, como si fuera a ocurrir algo importante.

Y a la hora del desayuno, en la plaza de mercado, mientras se saborea un caldo de carne con arepa de maíz pelao, la gente dice que va a estar buena la última noche del festival porque van a condecorar a Jonathan, y que él viene con sus amigos que son los mejores músicos de Colombia. Jonathan, así no más, porque todos lo conocen desde niño, porque todos lo recuerdan tocando junto a Alfredo, su padre, con el grupo Generaciones. Todo un niño precoz, vestido de chaqueta y de corbata, como si fuera un señor.

Era apenas un niño, pero tenía la persistencia y la disciplina de quien conoce sus metas. Día a día, año tras año, sin una queja, con la alegría que tienen los que saben que la vida es un juego que hay que jugar en serio, con intensidad, con rigurosidad y entusiasmo. Poco a poco se fue descubriendo su memoria prodigiosa que lo convirtió, acaso sin darse cuenta, en el banco de datos de sus colegas y amigos: conoce de compositores, de fechas, de anécdotas, de compases, notas y arpegios de buena parte de la música colombiana.

Todavía es muy joven, pero tiene la experiencia suficiente para ser considerado uno de los mejores músicos de Colombia y nadie duda que es el heredero del gran innovador de la música andina, Jaime Llano González. Y esta comparación, antes que afectarlo lo llena de orgullo. Además, es reconocido como líder de grupos musicales, gran conversador y mejor amigo.

Y después del tremendo aguacero que refrescó a San Gil aquella tarde, quedó todo listo para el espectáculo en honor a Jonathan.

Poco a poco van llegando a la gran carpa que se construyó para el festival, sangileños entusiastas, turistas, amantes de la música y, claro, su familia. Desde temprano, en primera fila, estaban su madre, su padre, su abuela, sus tías y claro, Laura, su novia, una muchacha bonita que también es artista y con quien camina por la vida orgulloso y enamorado. 

Es la última noche de la XXVIII edición del Festival de Música Colombiana Andina y Sacra de San Gil y en esta gala se rendirá homenaje a su vida artística.

Los niños y las niñas juegan frente al escenario como si fueran otros actores de la puesta en escena.  

Los artistas van apareciendo en un ambiente mágico y lleno de música. Allí están José Luis Martínez, Juan Pablo Martínez, Mario Martínez, Yeimi Ayala, Cesar Castro, Carlos Vásquez, Juan Nicolás Márquez y Diego Otero, sus colegas, amigos y compañeros en la aventura de vivir para la música. Sus manos virtuosas van re-creando, como si fuera la primera vez, lo mejor del repertorio de la música andina colombiana, y sus voces evocan el río, el campesino, el trabajo y las muchachas en flor. Su majestad el tiple, la bandola, el requinto, la guitarra, el piano y el órgano están ahí para el homenaje.

El espectáculo lo inician su padre Luis Alfredo Reyes y Héctor Manuel Díaz, un dueto lleno de historia y de triunfos. Y después, uno a uno, con la presentación de Víctor Suarez, promotor y cultor de nuestros músicos y nuestros ritmos, y siempre con el acompañamiento de Jonathan, fueron apareciendo Ensamble Fantasía Musical, el Grupo Sin Fronteras y 200 de Cilantro deleitando al público que siempre fue complacido en sus peticiones.

El Instituto de Cultura y Turismo del Municipio de San Gil y su Festival de Música Colombiana Andina y Sacra son ya referentes del trabajo silencioso, permanente y a veces ingrato de cultivar los ritmos autóctonos de Colombia. Hoy le entregan, a nombre de la alcaldía municipal, la condecoración Escudo de Armas de la Villa de Santa Cruz y San Gil de la Nueva Baeza en la orden Cacique Guanentá, de acuerdo con los resultados de la votación publica que se efectuó para tal fin.  

Tendrá que acostumbrarse nuestro artista estrella a este tipo de homenajes que seguirán alimentando su trayectoria musical, porque así reconoce una sociedad a quienes contribuyen a su desarrollo social y cultural.

Efectivamente ocurrió algo importante. Este 19 de abril de 2025 nació un ícono: Jonathan Reyes Rodríguez.

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